martes, 25 de marzo de 2008



Hace más de un siglo, unos exploradores se toparon por primera vez con derribados monolitos y empinados montículos, prácticamente ocultos por la densa selva del oeste de Honduras. Al hacer claros en la vegetación quedaron al descubierto enormes construcciones piramidales, en algunas de las cuales había grabados de misteriosos dibujos. Los monolitos, que fueron enderezados, estaban cubiertos de esculturas de intrincada trama, de una calidad jamás vista en el continente americano. El descubrimiento de estos montones de piedra, que habían permanecido durante todo un milenio a la sigilosa sombra de gigantescos árboles, ha generado una perdurable fascinación por la gente que los construyeron. En la actualidad, una tesonera labor de investigación está sacando a la luz quiénes eran los antiguos mayas que dejaron tan sobresalientes muestras artísticas.

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